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Penal

Zaffaroni: “Dejar morir a miles de personas en las cárceles es un crimen de lesa humanidad”

En el marco de la pandemia de Coronavirus, el juez de la CIDH propuso una rápida y ordenada disminución de la población carcelaria: “Primero que salgan con medidas alternativas los especialmente vulnerables a la infección y luego, quienes se hallan próximos a la libertad definitiva o condicional”.

El juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Eugenio Zaffaroni, se refirió a la situación de las personas alojadas en unidades de detención y consideró indispensable instrumentar un sistema ordenado de salidas que evite un escenario sanitario incontrolable e irreversible.

“Las advertencias no son sólo nuestras, es decir, de la Comisión y de la Corte, sino de la OMS, de la Alta Comisionada para Derechos Humanos de la ONU, del Subcomité de la ONU para la Prevención de la Tortura y hasta del Papa Francisco, que acaba de dedicarle el “Via Crucis” a los presos”, señaló en una entrevista a la revista “La tecla Ñ”.

El magistrado consideró que los Estados miembros deberán cumplir rápidamente con estas advertencias, o de lo contrario “que los propios afectados o quien sea nos planteen las diversas situaciones y, espero que, tanto nosotros como la Comisión, estemos en esa eventualidad a la altura de las circunstancias, tal como lo señalamos en nuestras declaraciones”. Y advirtió: “Nadie puede decir que ignora el peligro inminente de infección, pánico, violencia y motines, con resultados altamente letales para presos y personal”.

En esta línea argumental, Zaffaroni enfatizó: “No nos engañemos, aquí se juegan miles de vidas humanas y nadie podrá alegar en el futuro que lo ignora, puesto que todos tenemos plena consciencia de la ilicitud de esas penas en esas condiciones de cumplimiento, y si no se procede a hacer lo correcto, es porque dolosamente se está consintiendo la posibilidad de muerte de miles de personas, más de la mitad de las cuales, en nuestros países, ni siquiera están condenadas”.

Además analizó las posibles consecuencias penales para aquellos funcionarios responsables que desoigan estas advertencias: “No nos olvidemos que dejar morir a miles de personas, con clara consciencia de que inevitablemente ese sería el resultado de su inacción, omitiendo las medidas urgentes reclamadas por todos los órganos responsables del mundo, sería una conducta típicamente dolosa de abandono masivo de personas, claramente caracterizada como crimen de lesa humanidad. Estos crímenes no prescriben, y creo que cualquier autoridad nacional en su sano juicio sabe que el poder siempre es pasajero y hasta diría que volátil”.

En cuanto a la metodología, explicó que “nadie propone salidas tumultuarias, sino justamente lo contrario, es decir, evitar estas decisiones irracionales y proceder racionalmente y con la debida calma. Es necesario que las prisiones queden con su capacidad de ocupación normal o incluso algo menor, llenas en un 70 u 80%. Para eso es necesario proceder rápidamente, pero con cordura y ordenadamente, es decir, que primera salgan con medidas alternativas los especialmente vulnerables a la infección y luego, quienes se hallan próximos a la libertad definitiva o condicional. Por último se debería graduar disponiendo lo mismo respecto de los presos imputados o condenados por delitos menores sin violencia física o sexual, hasta lograr esos porcentajes de ocupación”.

 

(*) Foto lateclaenerevista.com

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